Históricamente, la celebración del Día Internacional de la Mujer,
el día 8 de marzo de cada año, ha servido para conmemorar la
participación de la mujer en el desarrollo de la sociedad, en igualdad
de derechos respecto al hombre. Pero las numerosas desigualdades por
razones de género que se dan en prácticamente todos los países del mundo
han convertido esta efeméride,
–celebrada por primera vez el 25 de
marzo de 1911, extendiéndose a todo el mundo a partir de 1975–, en una
movilización anual y mundial en favor y defensa de los derechos de la
mujer como ciudadana. Un acto de reivindicación y protesta ante el
incumplimiento de la igualdad entre géneros, y también respecto a
opciones sexuales que escapan a lo heteronormativo, que ha cobrado un
renovado impulso de la mano de la nueva oleada feminista, espoleada
desde el surgimiento en octubre de 2017 del movimiento MeToo.
Familia, entorno social y/o digital, medios de comunicación, escuela… son solo algunas de las áreas de influencia en las que las personas nos formamos y que pueden desequilibrar la balanza de la igualdad o, por el contrario, devolverle el equilibrio perdido. En el ámbito educativo podemos poner en práctica las siguientes estrategias:
- Partir de la base fundamental de que la formación en igualdad de género es transversal, y aplicable tanto a hombres como mujeres, pese a que son estas últimas, y con mucho, quienes sufren las consecuencias de su ausencia de forma más nociva y en ocasiones hasta mortal.
- Autocrítica. Tened en cuenta nuestro importante papel como modelo de conducta de nuestros alumnos y alumnas, especialmente cuando estos y estas se encuentran en edades muy tempranas. Los comentarios y actitudes que mostremos en materia de igualdad ante nuestro alumnado pueden reafirmar o cuestionar determinados valores comunes que hayan podido asumir a lo largo de sus vidas.
- Fomentar el respeto entre nuestros alumnos y alumnas, señalando y refutando las actitudes vejatorias por razón de género que podamos detectar en nuestras clases, aunque siempre a partir de la argumentación y el razonamiento. Si podemos hacerlo ante todo el alumnado, mejor que mejor, aunque por motivos de tiempo posiblemente hay que echar mano del espacio de tutorías para poder debatir en profundidad y con los alumnos y alumnas implicadas, lo ocurrido en clase.
- Aprovechar algunos de los recursos que ofrezca la asignatura que impartamos en el aula para debatir sobre género e igualdad. La visualización de películas o fragmentos, lecturas de capítulos o libros enteros o, sencillamente, parte de la materia que demos en nuestras clases para cuestionar las injusticias en cuestión de género desde nuestras respectivas parcelas educativas.
- Trabajar en equipo con el resto del profesorado del centro para resaltar las actitudes machistas que podamos detectar en nuestro alumnado. Acciones coordinadas en este sentido, que pueden incluso traducirse en un aprendizaje por proyectos con la igualdad como tema de fondo, pueden convertir nuestro centro y la formación que se da en él en un entorno que respete la igualdad entre todo nuestro alumnado, independientemente de su género.
Si el mentado movimiento MeToo tuvo entre sus grandes bazas la existencia de Internet para la propagación, de proporciones virales, de su denuncia del estado de las cosas respecto a la mujer y el acoso sexual al que muchas veces se ve sometida bajo diversas formas, también es cierto que la Red ha abierto la puerta a nuevas formas de expansión del más viejo sexismo machista. Lo que abre un nuevo frente en la lucha por la igualdad en la que podemos preparar a nuestro alumnado, a partir, entre otros, de los siguientes consejos:
- Alfabetizar digital y medíaticamente a nuestro alumnado. Internet y las Redes Sociales (RRSS) son hoy una nueva forma de relacionarse que puede escapar a la vista y control de adultos capaces poner en cuestión actitudes y modelos que confunden, entre otros, machismo con popularidad, y amor con control y sometimiento.
- Formar a nuestros alumnas y alumnos en la detección del acoso digital por razón de género. Al respecto, deberíamos tratar en el aula los elementos que permiten detectar esta forma digital pero igualmente nociva de violencia machista y que podemos encontrar en páginas web como la de la Delegación del Gobierno Contra la Violencia de Género.
- Principios de netiqueta para fomentar el respeto en las relaciones digitales de nuestros alumnos y alumnas. Aunque muchos de ellos y ellas puedan darle un valor diferente, fomentar el desprecio de género en plataformas digitales como RRSS es equivalente a hacerlo en la vida real, siendo ambas acciones igualmente condenables.
Lo cotidiano del uso de estas tecnologías ha convertido a gran parte de la ciudadanía en nativos o inmigrantes digitales,
no siempre conscientes de los riesgos que se corren cada vez que nos
exponemos en la Red, tanto dentro como, sobre todo, fuera de la escuela. Esto
implica que nuestros alumnos se encuentran a menudo solos ante actitudes
que distan mucho de las bondades que, también y por supuesto, ofrecen
las TIC como herramienta informativa y comunicacional. Es el caso de las vulneraciones
de la privacidad de los usuarios, de los ciberataques, capaces de
colapsar instituciones escolares conectadas a la Red, o de casos, más
preocupantes si cabe, de acoso a través de la Red llevados a
cabo por personas ajenas al círculo íntimo de las víctimas, o incluso
por parte de compañeros de clase. Situaciones desagradables cuanto
menos, que pueden prevenirse en mayor o menor grado gracias a una
formación en ciberseguridad.
- Ciberserguridad: planteada desde una óptica
estrictamente tecnológica, la ciberseguridad previene posibles ataques
digitales contra nuestras bases de datos y dispositivos. Lo que implica
que, ciñéndonos al ámbito escolar, este sea un aspecto de la seguridad
en la Red que queda en manos de las instituciones educativas y de que
estas sean conscientes de lo necesario de la existencia de un equipo
destinado a la seguridad informática.
- Netiqueta: referida a la etiqueta en la Red (Net en inglés, dando origen a este término), la netiqueta comprende las buenas prácticas en Internet en materia relacional, abarcando desde cómo relacionarnos a través de las RRSS hasta lo que debe tenerse en cuenta para escribir un correo electrónico, y también desde un punto de vista informativo. Conocer qué webs pueden ser más o menos seguras para sus usuarios, o las consecuencias que puede tener para nuestros ordenadores el aceptar el uso de cookies al entrar en una página, son solo algunas de sus utilidades.
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